El estrés y tu tiroides

Conoce de qué manera las diferentes fuentes de estrés pueden estar afectando tu salud tiroidea y estrategias para disminuirlas

El estrés y tu tiroides: ¿sabes cuál es el estrés químico?

Tal vez has escuchado que el estrés está muy relacionado con los problemas de tiroides.

Pero, ¿sabías que tu cuerpo también percibe estrés cada que usas una crema llena de químicos tóxicos o cada que estás en un ambiente con un aromatizante artificial?

Estrés físico y emocional

Usualmente escuchamos acerca del estrés físico.

Imagina que encuentras a un perro gruñendo y mostrando los colmillos, listo para atacarte. Cuando tu cuerpo percibe el peligro, el cerebro trabaja en conjunto con las glándulas adrenales y la pituitaria (el eje Hipotalámico-Pituitario-Adrenal) para liberar las hormonas del estrés (como el cortisol) y así provocar una serie de cambios en el cuerpo: el corazón se acelera, las pupilas se dilatan, la respiración se agita, la energía aumenta, los músculos se tensan. Así el cuerpo se asegura de que estés listo para correr, defenderte o actuar como sea necesario, velozmente. Está ayudándote a sobrevivir.

Estos episodios de estrés físico agudo son normales y podemos manejarlos. El encargado de activar así el cuerpo es nuestro sistema nervioso simpático, mientras que el sistema nervioso parasimpático es el que mantiene un estado corporal de descanso o relajación.

Nuestro objetivo no es estar siempre en estado de descanso, sino que haya equilibrio entre ambos sistemas.

Por ejemplo, queremos permitir que el sistema simpático nos active cuando vamos a jugar un deporte, dar una conferencia o bailar. Estamos activos sin sentirnos en peligro de vida o muerte.

Pero para muchos, todos los días hay estrés constante que el cuerpo sí percibe como peligro, e incluyen también estrés emocional. Por ejemplo, cuando los horarios son extenuantes, cuando hay exigencias laborales altísimas, cuando la relación con alguien de la familia se vuelve difícil o cuando las deudas aumentan.

Estrés químico

Además, nuestro cuerpo también percibe como estrés todas las substancias que son ajenas a él y a la naturaleza. Por ejemplo, al respirar aire contaminado, al comer un yogurt con saborizantes artificiales, al dormir con el teléfono celular cerca de ti o al untarte cremas con fragancias que tienen aditivos tóxicos.

También hay que incluir los fármacos y suplementos artificiales que tomamos (como polvos de proteína), todos los productos que utilizamos para la piel, el cabello y el maquillaje, los productos que utilizamos para limpiar la casa, aromatizantes, los materiales sintéticos en el ambiente, los contaminantes y aditivos en el agua y en los alimentos industriales, los pesticidas en las frutas y verduras no orgánicas, los antibióticos en la carne no orgánica, el internet inalámbrico y los aparatos electrónicos, el moho y la humedad en las paredes, el cigarro, etc. La lista es cada vez más larga, en especial en las ciudades.

Todos tenemos un umbral de estrés.

Es como una báscula que todos tenemos y que va recibiendo todos los tipos de estrés y de toxinas: el estrés laboral y emocional, pero también estrés oxidativo, estrés por la contaminación, por mala alimentación, por un accidente o por una infección, etc.

La báscula puede soportar mucho estrés y toxinas, pero llega un momento en que sobrepasas ese umbral y entonces aparecen los síntomas: pueden ser alergias, cansancio extremo, miomas, aumento de peso o una condición autoinmune, como la tiroiditis de Hashimoto. Todo depende de cuál sea el punto débil de tu organismo y de qué tan cerca estés de tu umbral.

Por eso para muchas personas, los problemas de tiroides aparecen después de un periodo de estrés alto, como una temporada de alimentarse muy mal, una situación de trabajo muy desgastante o una separación amorosa.

El estrés y tu tiroides

Cada vez que el estrés aumenta, el eje tiroideo baja y tu metabolismo baja. Es una respuesta correcta de nuestro cuerpo, pues si percibe una amenaza, dirige su energía a defenderte de esa amenaza y deja en pausa las tareas que son menos urgentes, como digerir bien, producir células fuertes para el cabello y las uñas, limpiar toxinas acumuladas o reparar tejidos.

Cuando el estrés se vuelve crónico, también altera la conversión de hormonas tiroideas (de T4 a T3), debilita el sistema inmune y provoca desbalances en otras hormonas.

¿Qué puedes hacer para mitigar el estrés?

En nuestro curso Tiroides nivel 2 puedes obtener herramientas para reducir el estrés que está recibiendo tu cuerpo y así mejorar cualquier condición de tiroides. Aquí te compartimos algunas acciones que puedes tomar ya mismo para empezar:

  1. Identifica cuál es tu mayor estresor.
    ¿Es físico, emocional o químico? ¿Cuál es el factor que más está estresando a tu cuerpo? Trata de identificarlo y enfócate en reducirlo.
  2. Reduce todos los estresores químicos que puedas.
    Cada vez hay más opciones naturales de productos que usan ingredientes como hierbas y aceites esenciales para cremas, limpiadores, maquillaje, jabones, etc. Para cuidar de tu tiroides, hay cambios que son especialmente importantes, como evitar los recipientes de plástico (botellas y tuppers, aunque sean libres de BPA), no usar sartenes de teflón, buscar una pasta de dientes sin flúor y usar un filtro de agua que evite que el agua que bebes contenga cloro.
  3. Identifica los alimentos que empeoran tus síntomas.
    Dependiendo del origen de tu problema de tiroides (glandular o celular), es posible que te convenga evitar algunos ingredientes, como los granos, los lácteos, la soya, las nueces y semillas o el huevo. Estos alimentos pueden provocar más estrés e inflamación en tu cuerpo, por lo que dejar de comerlos durante unos 3 meses puede ayudarte enormemente. Aprende todos los detalles en nuestro curso Tiroides.
  4. Busca alimentos naturales.
    Te va a sorprender cuánta diferencia puede hacer comer más verduras, carnes y frutas orgánicas (sobre todo las de la lista Dirty Dozen) y evitar todos los alimentos industriales que puedas (desde chicles hasta lácteos, aderezos y bebidas deportivas).
  5. Toma en serio tu descanso.
    No descansar bien es una enorme fuente de estrés para tu cuerpo.
  6. ¿Exceso de ejercicio?
    Aunque el movimiento diario es muy saludable, las sesiones de ejercicio demasiado intensivas también pueden activar la respuesta de estrés de tu cuerpo y causarle daño. Esto depende de cada persona, pero el mismo cuerpo puede indicar cuando el ejercicio es excesivo. Hay que estar atentos a los síntomas para notar si aumentan o disminuyen cuando variamos la duración y la intensidad del ejercicio.

¿Y los estresores que no puedas desaparecer?

  • Ayúdale a tu cuerpo a regularlos.
    Los ejercicios de respiración y meditación son excelentes para disminuir el estrés, pero también para mejorar la capacidad de regular el estrés la próxima vez que lo estés viviendo. En el curso Tiroides te compartiremos prácticas de respiración, de voz y mudras que puedes integrar todos los días para que tu tiroides pueda funcionar mejor. También es buenísimo darte tiempo para jugar y para las cosas que disfrutas hacer.
  • Aprende a percibirlos distinto.
    Hay estudios que muestran que cuando cambiamos la perspectiva, el efecto del estrés en el cuerpo es mucho menos nocivo. Por ejemplo, imagina que dos personas están atravesando por la misma situación estresante en el trabajo. Una de ellas lo lamenta constantemente, mientras que la otra lo percibe como una oportunidad de aprendizaje. Ese cambio de enfoque provoca cambios en la bioquímica de su cuerpo, y así evita buena parte de los daños que el estrés podría causarle.
    Nuestros pensamientos y emociones cambian las reacciones químicas dentro de nuestro cuerpo. Por eso es ideal integrar prácticas que nos ayuden a hacer este cambio de perspectiva, como el journaling, la gratitud diaria y la meditación.

¿Estás listo para dar el siguiente paso en el cuidado de tu tiroides?

Estamos por iniciar el nivel 2 de nuestro curso Tiroides.

Vamos a compartir mucha información para que tú mismo puedas comprender qué le hace bien a tu tiroides y conseguir sentirte y verte radiante. Además, incluiremos prácticas de meditación y respiración para integrar en tu nuevo estilo de vida.