¿Sabías que el Alzheimer es la diabetes tipo 3?
Durante mucho tiempo, los médicos pensaban que el mal de Alzheimer no podía prevenirse y mucho menos revertirse.
Hoy sabemos que no es así. El mal de Alzheimer —igual que otras condiciones que afectan al cerebro, como la enfermedad de Parkinson y la demencia— puede prevenirse y también puede revertirse el daño cognitivo asociado con él, en especial si se atiende durante las etapas tempranas.
Muchas personas buscan tratamiento cuando el mal de Alzheimer ya es muy evidente. Una vez que alguien recibe el diagnóstico, se asume que no hay mucho que hacer. Se dice que las células y las conexiones de su cerebro se degenerarán cada vez más, hasta perder por completo la memoria y otras funciones cerebrales. Recibirá medicamentos (que no atienden la causa de raíz) y muy probablemente tendrá que ser ingresado en un asilo para recibir cuidados.
Pero la historia podría ser muy diferente.
Todos podemos hacer cambios en nuestro estilo de vida para prevenir los daños cognitivos y mantener un cerebro en excelente forma, desde ahora. Además, en cuanto se presenten las primeras señales —décadas antes de que aparezca la enfermedad— podemos trabajar para atender las causas y revertir los síntomas.
Así la demencia, la enfermedad de Parkinson, el mal de Alzheimer y las fallas cognitivas ocurrirían en porcentajes mínimos y la mayoría de nosotros podríamos llegar a ser ancianos con un cerebro joven y funcional.
En cambio, se calcula que el número de personas con mal de Alzheimer se triplicará para 2050 (y que se presentará en personas cada vez más jóvenes, no solo en ancianos). La Asociación de Alzheimer de Estados Unidos estima que en 2050, cada 33 segundos habrá una persona más con enfermedad de Alzheimer en ese país.
¿Por qué diabetes tipo 3?
Las investigaciones recientes están mostrando que uno de los factores principales que desencadena el daño cerebral del mal de Alzheimer, es la resistencia a la insulina, que es el paso previo a la diabetes.
Esto significa que el cuerpo ya no puede manejar bien la insulina:
- Muchos de los alimentos que comemos se convierten en glucosa en el cuerpo.
- Cuando detecta esa glucosa el páncreas libera insulina, encargada de ayudar a que las células usen la glucosa como energía.
- Una alimentación alta en azúcares y harinas refinadas puede provocar que el cuerpo pierda la capacidad de utilizar la insulina: se vuelve resistente a la insulina.
- Cuando el cuerpo no puede utilizar la insulina, produce más. Por eso los niveles altos de insulina en la sangre son una señal de alerta. Suelen acompañarse de aumento de apetito, aumento de peso (en especial alrededor de la cintura), fatiga y antojos.
Por eso el aumento de casos de mal de Alzheimer va de la mano con el aumento de casos de sobrepeso, obesidad, diabetes y demencia.
Si lo que queremos es no envejecer tan rápido, prevenir la diabetes, mantener una mente ágil y eficiente y un metabolismo magnífico, la hormona clave que nos conviene medir es la insulina.
¿Qué otros factores se relacionan con el mal de Alzheimer?
Ahora se reconoce que el mal de Alzheimer es multifactorial y que puede mejorarse si se atienden todos los factores que afectan la función cerebral.
En el caso del mal de Alzheimer, es importante revisar:
- Si tienes inflamación celular, que es la raíz de todas las condiciones degenerativas, desde el cáncer hasta infartos, derrames y condiciones autoinmunes.
- Si tus niveles de glucosa, insulina y hemoglobina glucosilada son óptimos.
- Si tu sistema hormonal está funcionando bien.
- Si hay toxinas acumuladas en tu cuerpo, como metales (en especial mercurio), toxinas inorgánicas (algunas presentes en el aire contaminado) y toxinas orgánicas (como algunos pesticidas, herbicidas y moho).
- Si las vías de desintoxicación de tu cuerpo están funcionando bien.
- Si tu sistema cardiovascular necesita apoyo.
- Si tuviste algún golpe o accidente.
- Si tienes deficiencias de nutrientes.
- Si tienes estrés crónico.
- Si tienes alguna infección.
¿Cómo prevenir o mejorar el mal de Alzheimer?
Hay mucho que podemos hacer todos los días.
Al cambiar nuestras decisiones diarias (qué comemos, si nos movemos o no, qué productos usamos, a cuánto estrés estamos expuestos, a qué hora dormimos), cambiamos el funcionamiento bioquímico de nuestro cuerpo. Y cambiar esas señales químicas es lo que puede decidir si nuestro cerebro se deteriora o recibe todo el apoyo que necesita. La mayor parte de estas decisiones están en nuestras manos.
Estas son algunas intervenciones en el estilo de vida que se ha demostrado que tienen beneficios significativos en las funciones cerebrales:
- Alimentación: a nuestro cerebro le encantan las grasas saludables, como el aguacate, el coco, el ghee, el aceite de oliva extra virgen, las aceitunas y las nueces. Para darle las mejores grasas puedes usar Protect, que es el aceite de primera prensión de los peces más chiquitos del mar nórdico. Este aceite ayuda a prevenir riesgos cardiovasculares, a mejorar la piel y a optimizar las funciones cerebrales.
Además, para apoyar al cerebro puedes incluir una gran variedad de verduras y alimentos naturales, y evitar lo más que puedas los azúcares, las harinas refinadas, los endulzantes artificiales, los productos light y los alimentos procesados.
- Ayudar a revertir o prevenir la resistencia a la insulina: practicar el ayuno intermitente durante las noches puede ayudar mucho a fortalecer la manera en que tu cuerpo usa la insulina. La clave es cenar temprano (2 o 3 horas antes de dormir) y dejar pasar al menos 12 horas antes de desayunar. Puedes extender este periodo poco a poco hasta llegar a 14 o 16 horas de ayuno. También es clave evitar comer entre comidas. (Antes de practicar el ayuno intermitente consulta con un profesional de medicina integral que conozca tu historia de salud.)
Además, es clave apoyar al hígado, el órgano que regula la insulina. Para apoyarlo puedes usar Herbal Sugar, una mezcla de nutrientes que ayudan a combatir la resistencia a la insulina, la diabetes, los antojos de azúcar y la gordura abdominal. También te recomendamos tomar Liver Lover Seeds e incluir muchas verduras en tu alimentación, idealmente orgánicas para que sean ricas en minerales. - Movimiento: no es lo mismo que ir al gimnasio. El movimiento constante es mucho más eficaz para ayudar a que nuestro cuerpo maneje mejor las hormonas, a que nuestro metabolismo funcione bien y a que el proceso de envejecimiento no se acelere. Se trata de pasar menos tiempo sentados, caminar, estar de pie, estar en movimiento. Si además hacemos sesiones de ejercicio (no excesivo), ¡mucho mejor!
- Apoyar el sistema hormonal: entre más contacto tengamos con la naturaleza, mejor calibra nuestro cuerpo todas las hormonas. En lugar de pasar tantos días en espacios cerrados con luces artificiales, podemos pasar más tiempo en espacios naturales y con luz natural.
- Dormir mejor: si duermes mal, tu insulina va a subir sin importar lo que comas. Si duermes mal envejeces más rápido, subes de peso más fácilmente, tu organismo se degenera. Nada reemplaza una buena calidad de sueño, ni siquiera un somnífero. Es tan importante dormir suficiente como dormir temprano.
- Reducir tu exposición a toxinas y tu nivel de estrés. Aquí te compartimos algunas recomendaciones para conseguirlo.
- Atender las deficiencias de nutrientes: como vitamina B12, magnesio y vitamina D. En Beboon podemos apoyarte con suplementos de origen natural como D Protect (vitamina D de alta bioabsorción), Clean Sleep (fuente pura de magnesio y minerales) y Be Complete (mezcla de complejos B de fácil uso fisiológico).
- Ayudar a reducir la inflamación: nuestra recomendación es utilizar el desinflamatorio de la naturaleza, Inflam Support. Es cúrcuma orgánica concentrada que ayuda a desinflamar profundamente sin los efectos nocivos de los fármacos comunes. Además es esencial identificar qué está provocando la inflamación y retirarlo.
- Optimizar tu microbiota: para ayudar a atender desbalances en tu microbiota, puedes utilizar probióticos como Be Boulardi, Probiotic Fusion Spheres y Probiotic Be Microbiome.
- Apoyar a tus mitocondrias: son la pieza esencial para que tu metabolismo y todas las células de tu cuerpo funcionen bien.
¡Está en nuestras manos mantener un cerebro joven, ágil y saludable durante muchas décadas más!