Si tienes gastritis, el caldo de huesos es tu aliado
Si has sentido acidez, reflujo o ardor en el estómago, el caldo de huesos puede ser un excelente aliado para ayudarte a reparar y reeducar a tu sistema digestivo.
¿De qué forma ayuda el caldo de huesos?
- Uno de sus beneficios es que ayuda al cuerpo a autorregular el ácido del estómago.
Si alguna vez te dijeron que la gastritis se debe a un exceso de ácido… es falso.
Las investigaciones indican que en la mayoría de los casos, la gastritis está más relacionada con niveles muy bajos de ácido estomacal, no con niveles altos.
El ácido estomacal es indispensable para digerir eficientemente los alimentos y para que no puedan vivir en el estómago bacterias y otros organismos. Cuando el estómago es suficientemente ácido (con un PH de entre 1 y 3), la mayoría de las bacterias no pueden sobrevivir durante más de 15 minutos.
Por otra parte, cuando el ácido estomacal se cuela hacia el esófago (aunque sea en cantidades pequeñas), provoca dolor, porque el esófago no está preparado para soportar ese ácido que debería estar en el estómago.
Por eso al tomar antiácidos se puede sentir un alivio inmediato, pero agravan el problema: reducen aún más la cantidad de ácido estomacal y no atienden la causa de este desbalance.
Además, al reducir el ácido con antiácidos, permitimos que se reproduzcan bacterias patógenas, como la Helicobacter pylori, que produce inflamación crónica y daña el recubrimiento estomacal.
- El caldo de huesos ayuda a reparar el recubrimiento del sistema digestivo.
Los caldos tienen gelatina de colágeno y aminoácidos que nuestro cuerpo utiliza como materia prima —como si fuera cemento— para regenerar los tejidos de las paredes digestivas.
- El caldo de huesos ayuda a reducir la inflamación.
Y por tanto, ayuda a prevenir y reducir dolores. También ayuda a prevenir que te sientas inflamado del estómago después de comer y ayuda a mejorar todo el proceso digestivo, con lo que ayuda a reducir estreñimiento, gases, pesadez, etc.
- El caldo de huesos puede ser tu aliado para dejar de tomar antiácidos.
Cuando fueron aprobados, los antiácidos se autorizaron para utilizarse durante máximo 5 semanas.
Sin embargo, muchas personas los toman durante años —a pesar de que son uno de los medicamentos que generan más dependencia y que pueden tener efectos contraproducentes en el sistema digestivo.
Entre más antiácidos toma alguien (o durante más tiempo), es más propenso a contraer infecciones digestivas, padecer alergias, condiciones autoinmunes, cáncer, Alzheimer y otras enfermedades degenerativas.
Además, la deficiencia de ácido dificulta la absorción de nutrientes y afecta el sistema inmune.
Es importante no dejar los antiácidos de un día para otro, se necesita una estrategia para ir reduciéndolos poco a poco. Si llevas años tomándolos, el proceso debe ser muy gradual.
Estas son algunas claves:
- Apoya tus procesos digestivos tomando caldo de huesos todos los días, de preferencia antes de alguna comida. Si tus síntomas son fuertes, inicia con caldo de huesos sin vegetales añadidos.
- Lleva una alimentación antiinflamatoria y elimina los agresores del sistema digestivo, como alimentos procesados, azúcares, grasas artificiales, harinas refinadas…
- Toma probióticos de primera calidad y ve rotándolos para que tu microbiota reciba familias diversas de microorganismos saludables. Haz clic aquí para conocer algunos de los probióticos beboon: Be Boulardi, Be Microbiome, Probiotic Fusion Spheres, Phytobiotic.
- Incluye alimentos fermentados.
- Incluye minerales en tu alimentación, pues son clave para la produccion de ácido. Reemplaza la sal refinada o sal de mesa por una sal en su forma más natural posible, sin procesar y rica en minerales, como la sal beboon.
- Si tu gastritis es por deficiencia de ácido, puedes tomar vinagre de manzana (orgánico y con la “madre”) antes de tus comidas (una cucharada disuelta en un vasito con agua) o agregarlo en aderezos para tus ensaladas.
- Bebe más agua, pero entre comidas (una media hora antes de comer). Durante la comida, procura no beber mucha agua, sólo traguitos. Y busca masticar muy bien los alimentos (hasta que sean casi líquidos) para facilitar la digestión.
Identifica qué alimentos desencadenan el dolor o el reflujo para ti y elimínalos temporalmente. Si se trata de alimentos naturales (como frutas, verduras, carnes, pescados, etc.) probablemente no sean ellos los que están provocando la gastritis, pero sí pueden causarte síntomas mientras tu sistema digestivo siga debilitado o lastimado. Después de unos meses de seguir estas pautas, es probable que tu sistema digestivo esté más fuerte y que puedas reintroducirlos poco a poco para aprovechar sus nutrientes