Tips para reducir toxinas en tu cocina
La cocina es uno de los sitios medulares de cualquier hogar. Queremos que sea un espacio lleno de salud y de conciencia, para que toda la familia se nutra y se beneficie.
Por eso, es importante evitar las toxinas en todos sus rincones. Aquí hay algunas recomendaciones para conseguirlo.
Ventanas abiertas y luz natural
- ¡Lo primero!
Siempre que puedas, deja que entre el aire limpio a la cocina para que se ventile. Así se dispersan las substancias que podrían estar en el aire, provenientes de productos de limpieza, recubrimientos de los muebles, humo de los sartenes, pintura de las paredes, etc. - Naturaleza adentro
La luz natural es clave para que el espacio sea saludable para todos. Además, puedes tener plantas que ayudan a purificar el aire —como el ficus y la lengua de suegra— o aromáticas, como lavanda o romero.
Sartenes y ollas
- Cuidado con el teflón y los antiadherentes
Es conveniente evitar los sartenes con recubrimientos antiadherentes, como el teflón. Aunque son prácticos y económicos, los riesgos que presentan a la salud no lo valen. Contienen químicos llamados PFAs o “químicos eternos”, que se acumulan en el cuerpo y son muy difíciles de eliminar. Están vinculados en varios estudios con mayor incidencia de cáncer, daño al hígado, defectos de crecimiento y sistema inmune debilitado. Estos químicos se desprenden mientras usamos los sartenes y llegan a nuestros alimentos, pero también al aire que respiramos. - ¿Aluminio?
También es recomendable evitar los sartenes de aluminio, pues aunque llega a nuestros alimentos en pequeñas cantidades, ha sido vinculado con daños al sistema nervioso. Los alimentos que más se contaminan son los ácidos, como cítricos y jitomates. - Hierro colado vitrificado
Es ideal usar sartenes y ollas de hierro colado y recubierto con esmalte vitrificado. También hay sartenes y ollas de cerámica o de acero con el mismo recubrimiento vitrificado. Son muy seguros, no se pegan, el calor se distribuye de manera uniforme y los metales no se desprenden en los alimentos. Un inconveniente: suelen ser más costosos. - Hierro forjado y acero inoxidable
Otras buenas opciones son los sartenes de hierro forjado (excepto para quienes tengan exceso de hierro) y los de acero inoxidable. Son menos antiadherentes y requieren más mantenimiento y técnica, pero son efectivos.
Despensa y refrigerador
Una revisión profunda puede ayudarte a ubicar todos los productos que contienen toxinas y que no te conviene tener en tu alacena. Si no quieres deshacerte de ellos de inmediato, puedes identificarlos para buscar alternativas y no volver a comprarlos. Es una tarea minuciosa, ¡pero vale la pena! Estás cuidando la salud de toda la familia.
- Evita los tóxicos más comunes
Por ejemplo: jarabe de maíz de alta fructosa (en la catsup, especias, aderezos, salsas, etc.), glutamato monosódico (también se llama ácido glutámico, proteína hidrolizada o extracto de levadura), conservadores (como BHA, BHT, TBHQ, benzoato de sodio, nitritos y nitratos, azodicarbonamida), saborizantes y colorantes (aunque diga que son “naturales”, regularmente no lo son). Estos aditivos son tóxicos para el cerebro, para el sistema hormonal y aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas. - Adiós a los productos “light” o “bajos en grasa”
Suelen tener azúcar añadida y químicos para compensar el sabor que pierden. Así intoxican tu organismo y además pueden reforzar los mecanismos que te hacen subir de peso. - Ojo con el azúcar
Puede estar disfrazada con más de 50 nombres en las etiquetas, por lo que la consumimos con frecuencia y es altamente inflamatoria. Aquí hay algunos de estos nombres:
Jarabe (de maíz, de sorgo, de malta, de arroz, etc.) / Néctar / Jugo de caña / Concentrado de fruta / Almíbar / Sirope / Cebada de malta / Dextrina / Dextranos / Dextrosa / Maltosa / Galactosa / Sacarosa / Fructosa / Maltodextrina / Demerara / Ciclamato / Sacarina / Almidón / Melaza / Caramelo / Sucanat / Panocha / Panela / Cristales de Florisa / Cristales de jugo de caña
También hay azúcares “alcoholes” —como xilitol, sorbitol, eritritol y manitol— que afectan menos la glucosa en la sangre pero pueden provocar temas digestivos.
- Evita sustitutos artificiales de azúcar
Aunque se promocionan para bajar de peso, estos endulzantes en realidad pueden provocar sobrepeso, pues estimulan el apetito y los antojos de dulce y pueden aumentar la resistencia a la insulina. Además, incrementan el riesgo de migrañas, infartos y demencia. Algunos ejemplos: sucralosa (Splenda), acesulfame-K (Sweet One), aspartame (NutraSweet), sacarina (Sweet’N Low), advantame. - ¿Harinas refinadas?
Están en el pan de caja comercial, los cereales de cajita, la pasta convencional, las barritas, galletas, etc. Aunque estos productos estén comercializados como “multigrano”, “alto en fibra”, “adicionado con vitaminas” o “bajo en calorías”, lo más probable es que sean ultraprocesados y producidos con la parte menos nutritiva de los granos. Es mejor buscar opciones artesanales, naturales y orgánicas, hechas con granos enteros y sin listas interminables de ingredientes.